miércoles, 16 de febrero de 2011

UNA LEYENDA: PEDRO LAZA


 Si alguna persona habría de sentirse satisfecha con su labor de toda una vida en favor del folclor de la Costa Atlántica, es el maestro Pedro Laza Gutiérrez. Porque aún cuando su padre se opuso a sus inclinaciones musicales, redobló esfuerzos y por sus propios medios aprendió el oficio de la música con maestría. Su nombre, leyenda indiscutible, hoy es sinónimo de folclor y se ubica entre los grandes exponentes del mismo.

Fue aprendiz de artes gráficas en el Diario de la Costa y en 1928 entró a trabajar en la imprenta departamental como ayudante, donde logró llegar a ser Jefe y obtuvo su pensión de jubilado. Su interés por la música se despertó a sus 17 años, gracias a unos vecinos que tenían un trío musical. Admiraba mucho a uno de sus integrantes, a Abraham del Valle, quien tocaba la bandurria. Con unos escasos conocimientos de ebanistería consiguió elaborar una bandurria a escondidas de su padre y así comenzó a tocar insistentemente lo que saliera. Practicaba diariamente y se convirtió en un hábil ejecutante. A partir de ese momento comenzó a poner sus primeras serenatas y logró fundar un trío de cuerdas integrado por Antonio Conde en el tiple y Fernando Barrios en la guitarra. Posteriormente decidió agrandar la agrupación, fundando entonces la Estudiantina Bolívar hacia el año de 1932.

Su afición por el contrabajo apareció cuando advierte que este instrumento cumple el importante papel de redondear el ritmo de la música que toca la orquesta. Por eso siempre se preocupó por asistir a los ensayos de la orquesta de Los Hermanos Lorduy, colocándose permanentemente al lado de Francisco Lorduy, quien lo ejecutaba maravillosamente. Éste se ofreció a enseñarle y el examen final de su aprendizaje lo aprobó cuando tuvo que reemplazar a su maestro en la orquesta, debido a una repentina enfermedad.

Desde 1936, año en que desapareció la Estudiantina Bolívar, las aspiraciones del maestro Pedro Laza fueron las de formar una banda grande. Su idea se vio cristalizada cuando fue llamado por el señor Alfredo de Avila para conformar un grupo con sus hijos y el saxofonista Víctor Morelo con el fin de amenizar un baile. Así nació la orquesta La Nueva Granada. Después se dedicó a tocar con varias agrupaciones, entre las cuales estuvo la orquesta Emisora Fuentes. Así permaneció por otros cuatro años más. En 1952 fundó La Sonora Pelayera que más adelante, bajo la dirección de Antonio Fuentes, pasó a llamarse Pedro Laza y sus Pelayeros.

La negra caliente, La ñeca, La boquillera, La buchaca, Rito esclavo, El cariseco y Chicharrón pelúo, son varios de los títulos que hicieron grande su nombre y que se recuerdan en esta programación de colección.